sábado, 10 de septiembre de 2011

trabajo final (miguel higalgo y costilla)

 
Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor

Miguel Hidalgo y Costilla nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de San Diego de Corralejo, en la jurisdicción de Pénjamo, de la Intendencia de Guanajuato. Fue hijo de Cristóbal Hidalgo Costilla y de Ana María Gallaga Mandarte y Villaseñor. Los padres de Miguel Hidalgo contrajeron matrimonio en 1750l. A los 9 años de edad Miguel Hidalgo quedó huérfano de madre y a los 12, habiendo terminado sus primeros estudios al lado de su padre, marchó a Valladolid (hoy Morelia) para luego inscribirse en el Colegio de San Francisco Javier, atendido por los padres jesuitas.


De 1765 a 1767, Miguel Hidalgo estuvo en esa institución, con su hermano José Joaquín, estudiando retórica y gramática latina hasta que los jesuitas fueron expulsados. A fines de ese año Miguel Hidalgo y su hermano regresaron a Valladolid para inscribirse en el Colegio de San Nicolás Obispo. Allí, debido a la tradición escolar de poner mote a los chinches (alumnos de nuevo ingreso) Miguel Hidalgo fue apodado como El zorro. Ahí, Miguel Hidalgo obtuvo un alto aprovechamiento de tal manera que antes de los tres años de rigor, el 20 de febrero de 1770, Miguel Hidalgo se graduó de bachiller en Letras. Y el 30 de marzo siguiente, en la Real y Pontificia Universidad de México, de bachiller en artes.
Miguel Hidalgo Cursó estudios en San Nicolás distinguiéndose en teología escolástica y moral. En una ocasión cuando debió sustentar un acto público, no pudo darse, pues una noche, reacio a sujetarse a la disciplina escolar, escapó del colegio, saltando por una ventana de la capilla. A su vez, Miguel Hidalgo recibió el grado de bachiller en Teología.
En el colegio, Miguel Hidalgo obtuvo una beca para emprender estudios canónicos.Además de desempeñar una intensa actividad académica.
Posteriormente a Miguel Hidalgo se le fue concedido el subdiaconado (la primera de las mayores sagradas órdenes), luego en 1776, el diaconado, siendo profesor de filosofía, y el en Septiembre 1778, el presbiterado, con lo cual recibió la potestad de celebrar la Eucaristía y absolver los pecados.
Miguel Hidalgo y su actividad Académica
De 1779 a 1792 Miguel Hidalgo se dedicó con ímpetu a la vida académica en San Nicolás. Siendo profesor de gramática latina y artes hasta 1782, posteriormente de teología escolástica. Fue en 1787 se le nombró tesorero, vicerrector y secretario de la institución. Ya entonces se firmaba Miguel Hidalgo y Costilla; al principio sólo usó el nombre y el primer apellido; posteriormente añadió el segundo, sin la conjunción y finalmente lo compuso como Miguel Hidalgo y Costilla, muy probablemente para diferenciarse de un clérigo homónimo que llegó a ser cura de San Juan del Río, en Durango. En 1788, el virrey Manuel Flores le concedió a Miguel Hidalgo los beneficios de la sacristía de San Clara de los Cobres, cuyas obligaciones cumplía los domingos y días festivos. Aparte de las materias de rigor, incluyendo latín, Miguel Hidalgo dominaba el francés y el italiano, y las lenguas indígenas otomí, tarasco y mexicano.
Miguel Hidalgo obtuvo el cargo de rector de San Nicolás en 1790. Hacia fines del año siguiente Miguel Hidalgo fue objeto de murmuraciones: le eran reprochados el carácter adquirido con los jesuitas, la lectura de libros prohibidos, el trato con mujeres y la afición al juego. Ese mismo año renunció a sus puestos incorporándose en Colima, a servir el curato enviado por el Obispo, no sin antes poner a salvo, secretamente, a sus hijos Agustina y Lino Mariano, producto de sus relaciones con Manuela Ramos Pichardo.
El liderazgo de Miguel Hidalgo
Miguel Hidalgo tenía el gusto por aprender las labores del campo. El contacto con lo artesanos de su pueblo le facilitaba el aprendizaje de diversas artesanías, y él siempre se mostraba dispuesto a ayudar a sus feligreses. Su espíritu emprendedor lo llevó a instalar varios talleres de artesanías e industria (alfarería, curtiduría, carpintería, herrería, etc.). Con la ayuda de sus feligreses Miguel Hidalgo mandó excavar una noria y plantó moreras y vides.
Con una mente que tendía al desarrollo, Miguel Hidalgo se preocupaba por enseñar actividades que tuvieran algún tipo de valor comercial; actividades productivas que contribuían poderosamente a elevar el nivel de vida de los habitantes de Dolores y poblaciones vecinas, por lo que aprovechaba los recursos naturales, cosa que nadie había hecho en esa región.
 La enemistad del Cabildo de Valladolid contra Miguel Hidalgo se hizo presente en los cargos económicos que se le hicieron en 1798 por supuestas deudas. Fue a causa de un comentario de Miguel Hidalgo en los oídos de un presbítero llamado Joaquín Huesca, acerca de la Historia eclesiástica de Claudio Fleury, donde se afirma que el gobierno de la Iglesia estaba manejado por ignorantes, que la Biblia debía estudiarse con libertad de entendimiento y que la Epístola de San Pablo era apócrifa, lo que hizo que aquél acusara a Miguel Hidalgo ante la Inquisición, la cual se limitó a archivar la denuncia, por falta de pruebas.
Surgen las ideas del movimiento independentista
Fue en el año de 1808 cuando Miguel Hidalgo conoció al capitán Ignacio Allende. En uno de sus viajes a Guanajuato, en 1810, visitó la casa de Bernabé Bustamante, cuyo hijo le prestó un diccionario de ciencias y artes: en dicho diccionario se encontraba un artículo sobre artillería y fabricación de cañones. De vuelta en Dolores, Miguel Hidalgo construyó varias bocas de fuego y las puso a prueba disparando salvas con el pretexto de dar mayor solemnidad a la fiestas religiosas.
Miguel Hidalgo e Ignacio Allende no escondían sus opiniones respecto a que la invasión napoleónica de España era motivo suficiente para que las colonias de América se independizaran, restituyéndose a la jurisdicción de la Corona cuando Fernando VII, preso en Valenca volviese al trono. En febrero de 1810 Miguel Hidalgo y Allende viajaron a Querétaro para conocer el plan revolucionario del doctor Manuel Iturriaga, cuyos términos aceptaron. El plan consistía en propagar en las principales poblaciones la inconformidad con los españoles y rechazar así mismo la idea de que la Nueva España quedara sometida a los franceses, en declararse simultáneamente por la independencia en momento oportuno, y en expulsar del país a los peninsulares, concentrando sus caudales en las cajas públicas. Los conjurados de San Miguel propusieron el 1° de diciembre como día del pronunciamiento, y nombraron al señor cura Miguel Hidalgo y Costilla como jefe, y al pueblo de San Juan de los Lagos como sitio para dar el grito de Independencia, aprovechando la concentración de 100 mil fieles que era esperada para esa fecha con motivo de las festividades de la Virgen.
 


Miguel Hidalgo da el grito de Independencia
En cuanto Miguel Hidalgo aceptó liderear el movimiento, compareció ante las juntas de San Miguel y Querétaro, y regresó a Dolores a fabricar hondas, machetes y lanzas, todo en secreto. En un segundo viaje a Querétaro, a principios de septiembre, enterado de que los peones y vaqueros de las haciendas de Bravo, Casas, Regil, Carranza y Sabanilla estaban ya armados y alertas para lanzarse a la lucha, y de que se contaba con un fondo de $ 72 mil, que había reunido el corregidor Domínguez, Miguel Hidalgo decidió anticipar el levantamiento para el 2 de octubre y volver a Dolores para acelerar los preparativos. El 10 de septiembre, sin embargo, la conspiración fue denunciada en Querétaro, por el capitán Joaquín Arias, y el 13, en Guanajuato, por el tambor mayor Juan Garrido. La noche del día 15 Miguel Hidalgo se enteró de estos sucesos por conducto de Juan Aldama, en presencia de Allende; mandó llamar a su hermano Mariano y a su pariente Santos Villa, y junto a otros hombres Miguel Hidalgo exclamó: "i Caballeros, somos perdidos; aquí no hay más remedio que ir a coger gachupines!".
A continuación Migual Hidalgo realizaría las primeras acciones del movimiento de independencia, las cuáles eran congregar a los vecinos comprometidos, a los padres José Gabriel Gutiérrez y Mariano Baeza, y a los operarios de los talleres. A aquellos, Miguel Hidalgo les pronunció una primera arenga luego de lo cuál libertaron a los presos y se apoderaron por sorpresa de las espadas. Después, en las horas siguientes Miguel Hidalgo y los insurgentes hicieron prisioneros a los españoles. Fue entonces cuando, a las 5 de la mañana del día 16 de Septiembre (o poco tiempo después, según otras versiones), Miguel Hidalgo hizo tocar el esquilón San José de la parroquia, llamando a misa, y desde el pórtico de la iglesia Miguel Hidalgo dirigió estas y otras palabras a la gente que acudía al llamado: "Este movimiento tiene por objeto quitar el mando a los europeos ... , que se han entregado a los franceses y quieren que corramos la misma suerte, lo cual no debemos consentir jamás. iViva la Independencia! ¡Viva la América! ¡Muera el mal gobierno!".
 


Comienzan las batallas por la independencia
Miguel Hidalgo encargó a Allende la organización militar de la gente que se había reunido y a las 11 de la mañana estaba ya formada y lista para emprender la marcha. Era una columna de 800 hombres, la mitad de ellos a caballo. Fue en el Santuario de Atotonilco, de cuya sacristía Miguel Hidalgo tomó la imagen de la Virgen de Guadalupe que desde ese instante se convirtió en la bandera de su ejército. Ese mismo día llegaron a San Miguel el Grande, que no ofreció resistencia, y donde Hidalgo nombró autoridades, formó nuevos pelotones y acrecentó los fondos insurgentes, que administraba su hermano Mariano, y que habían sido compuestos por recursos tomados del clero y de la Administración de Alcabalas. Posterioermente Miguel Hidalgo es nombrado Capitán General, Allende Teniente General, y Aldama Mariscal. Miguel Hidalgo le escribió ese mismo día al intendente Riaño, donde le pedía la rendición de la plaza de Guanajuato, y luego el día 23, ante el rechazo de la petición, tomó Salamanca e Irapuato.
La toma de la Alhóndiga de Granaditas
El día 27 los sublevados estaban ya en la hacienda de Burras, y nuevamente rechazada por Riaño una segunda petición de rendición, hecha por conducto de Mariano Abasolo e Ignacio Camargo, avanzaron sobre Guanajuato. Los españoles se protegían en la Alhóndiga de Granaditas, al fin tomada, al cabo de un sangriento asalto, durante el cual murió Riaño, un viejo amigo de Miguel Hidalgo, y donde un héroe mexicano se cubrió de gloria: Juan José María Martinez, alias El Pípila, quien pudo prenderle fuego a la entrada de la alhóndiga, arrastrándose valerosamente protegido por una loza que llevaba en su espalda. Todos los españoles que se encontraban en la Alhóndiga fueron asesinados.
Posteriormente Miguel Hidalgo estuvo en Dolores, para hacer cesión de sus bienes en favor de sus hijas y ganar nuevas voluntades, luego regresó a Guanajuato. Fue ahí donde organizó dos cuerpos de infantería, uno en Valenciana al mando al mando del coronel Casimiro Chowell, y otro en la ciudad, confiado a Bernardo Chico; estableció una casa de moneda y una fundición de cañones. Mientras tanto, en Michoacán el Obispo, Abad y Queipo, publicó el edicto de excomunión de Hidalgo y sus seguidores. Fue entonces cuando Miguel Hidalgo fue avisado de que la señora María Catalina Larrondo había hecho aprehender, a supaso por Acámbaro, al Intendente de Michoacán, Manuel Merino, al comandante de las armas, Diego García Conde, y al coronel Conde de Casa Rul. Esta circunstancia, que le abría las puertas de una segunda provincia, motivó a Miguel Hidalgo a movilizar sus fuerzas, con rumbo a Michoacán, y luego a marchar con el grueso de sus fuerzas, para tomar Valladolid, a la cual entró sin resistencia el 17 de octubre.
 


Miguel Hidalgo y Costilla decreta la abolición de la esclavitud
El 19 de octubre, por instrucciones de Miguel Hidalgo, fueron publicados, el decreto que abolía la esclavitud y cuyo incumplimiento mandaba castigar con la pena de muerte y la confiscación de todos los bienes del infractor. Fue en la población de Charo donde conoció al futuro caudillo, el cura de Carácuaro, José María Morelos y Pavón, y en Indaparapeo, una vez que le expuso los motivos de la revolución, le encomendó movilizar al sur del país y dar la batalla a los realistas. En Zinapécuaro Miguel Hidalgo decidió seguir avanzando hacia la capital del virreinato, se promovieron algunos grados militares y Miguel Hidalgo fue nombrado Generalísimo. Fue entonces cuando fueron confeccionados los uniformes de casaca azul, con collarín, vueltas y solapas de color rojo vivo, bordados de oro y plata, tahalí negro, también bordado, y una placa de oro en el pecho, con la imagen de la Virgen de Guadalupe. En San Felipe del Obraje, mandó ofrecer sin éxito a Agustín de Iturbide, que guarnecía la plaza, la banda de teniente general. El 30 de octubre, Miguel Hidalgo salió por el camino de México y libró enconada batalla contra las fuerzas del realista Trujillo, que fueron derrotadas en el Monte de las Cruces. Los insurgentes avanzaron hasta Guajimalpa y en una de las más extrañas desiciones de Miguel Hidalgo, el 2 de noviembre, las tropas insurgentes regresaron por el mismo camino sin haber intentado tomar la capital.


Después, las tropas insurgentes sufrieron una gran derrota en Aculco el 7 de noviembre, por lo que Allende decide regresar a Guanajuato. Hidalgo por su parte marcha Valladolid (hoy Morelia), y después a Guadalajara, llegando a esta el 26 de noviembre con más de 7 mil hombres.
Es en Guadalajara donde Hidalgo organiza el primer gobierno independiente. Para ello contó en la administración con Ignacio López Rayón al frente de la denominada Secretaría de Estado y del Despacho, y con José María Chico en la Secretaría de Gracia y Justicia. Asimismo, deroga los tributos pagados por las castas y las contribuciones de los indígenas. También ordena la publicación de "El Despertador Americano", primer periódico insurgente.


Una vez que los realistas tomaron Guanajuato, Allende decidió huir a Guadalajara a fin de unirse a las tropas de Miguel Hidalgo. Comenzaron a organizar las batallas, ya que los realistas que estaban por llegar a Guadalajara; pero Miguel Hidalgo no estaba de acuerdo con el plan de Allende. Así comenzó una serie de combates, y a pesar de la constante lucha del ejército insurgente, en la batalla de Puente de Calderón, en la cuál en varios momentos estuvo a punto de ganar, una explosión de un carro de municiones de los insurgentes facilitó la victoria del enemigo; siendo derrotado el ejército insurgente el 17 de enero en Puente de Calderón. Luego de esa derrota Miguel Hidalgo se dirigió a Zacatecas; el 25 de enero Allende junto con otros jefes insurgentes destituyeron a Hidalgo del mando militar, ya que lo señalaban responsable de la última derrota, sin embargo aún ostentaba el liderazgo político, mientras que el militar recayó en Allende.
A marchas lentas, invirtieron un mes en llegar a Saltillo, donde Miguel Hidalgo renunció públicamente a la jefatura del ejército y rechazó el indulto expedido por las Cortes Generales Extraordinarias de España, que le fue enviado por el general José de la Cruz con autorización del virrey Venegas. "El indulto -contestó- es para los criminales, no para los defensores de la patria".
http://vidasdefuego.com/imagenes/biografias/miguel-hidalgo/batalla-puente-calderon2.jpg
Imagen de la batalla de puente Calderón, donde las tropas Insurgentes al mando de Miguel Hidalgo, fueron derrotadas.
Después de otras duras derrotas de las tropas insurgentes, cuando iban rumbo a Estados Unidos a conseguir fondos, Miguel Hidalgo y sus fuerzas fueron traicionados por Francisco Ignacio Elizondo, un capitán de milicias retirado, que fraguaba por cuenta de los realistas un plan para aprehender a Hidalgo y a los principales caudillos. El día 19, con el pretexto de auxiliar a la columna salió Elizondo con 342 hombres al encuentro de los insurgentes. Éstos salieron de Anaelo y acamparon en La Joya; y el 21 se encontraron con las gentes de Elizondo en el pueblo de Baján, quienes simulando tributarles un recibimiento, detuvieron los carruaje y procedieron a desarmar y maniatar a sus ocupantes. A Hidalgo, que montaba un caballo prieto, lo dejaron avanzar hasta que estuvo en medio de las tropas lo detuvieron.
Miguel Hidalgo fue tomado preso en las Norias de Acatita de Baján el 21 de Marzo de 1811, y conducido a Chihuahua. Fue enjuiciado, degradado de su carácter sacerdotal y fusilado a las 7 de la mañana del 30 de julio de 1811. Poco después le decapitaron y enterraron su cuerpo. Su cabeza junto con la los héroes insurgentes Allende, Aldama y Jiménez, fueron llevadas a Guanajuato, encerradas en jaulas de hierro, y colgadas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas hasta la victoria del movimiento independentista. Y aunque el líder que rompería las cadenas de la esclavitud había muerto, ni la fuerza ni el ímpetu del movimiento de independencia moriría; seguiría latente y activo hasta el año de 1821, año en el que los insurgentes triunfarían y aplastarían el régimen de la desigualdad y la esclavitud, proclamando a la patria mexicana como una nación libre.

 

domingo, 4 de septiembre de 2011

¿IDENTIDAD O MESTIZAJE? LOS RETOS DEL NACIONALISMO


¿IDENTIDAD O MESTIZAJE? LA NACIÓN EN JUEGO
Identidad
Del latín “identitas” y ésta palabra a su vez derivada del vocablo latino idem que quiere decir “lo mismo”. Se aplica la identidad en varios ámbitos, por ejemplo, cuando decimos “Hay identidad entre nuestro pensamiento y la idea” o “Hay identidad entre ambos pensamientos” denotando la existencia de igualdad o equiparación.
La identidad de las personas permite identificarlas, individualizarlas para saber quienes son. Cuando alguien nace recibe un nombre, un apellido y un número identificatorio de documentación, que la hace diferenciarse del resto de los humanos, como sujeto de derechos y obligaciones. Además toda persona tiene el derecho, internacionalmente reconocido, de conocer su real identidad, sus orígenes, pues muchas veces, como en el caso de las adopciones, o más aún en el supuesto del robo de bebés, se les oculta a las personas sus antecedentes familiares, registrándolas con un apellido de falsos padres, que la persona cree son los progenitores biológicos.
El principio ontológico de identidad, establece que todo ser es idéntico a sí mismo, y nada puede ser y no ser al mismo tiempo.
Las naciones poseen una identidad cultural que agrupa a sus individuos compartiendo las mismas costumbres, lenguas y tradiciones, y los distingue del resto de las naciones del mundo.
Se llama testigo de identidad reservada, a aquella persona que presenció hechos delictivos y que se presenta a declarar, manteniéndose en secreto quien es, por razones de seguridad.
En Matemática el principio de identidad se refiere a toda igualdad entre números o letras, siempre que en el caso de las letras se verifique esa igualdad en todos los valores a ellas asignados.

Mestizaje
Mestizaje es el encuentro biológico y cultural de etnias diferentes, en el que éstas se mezclan, dando origen a nuevas razas. Se utiliza con frecuencia este término para describir el proceso histórico sucedido en Iberoamérica que la llevó a su estado racial y cultural actual. Sin embargo, puede también referirse a otros pueblos que hayan atravesado un proceso de encuentro entre varias etnias, en lugares como Filipinas, Sudáfrica o Estados Unidos
En la historia de las naciones modernas, el mestizaje fue atravesado por numerosos factores, como el clima, las particularidades culturales de cada comunidad, u otros aspectos que provocaron que en diferentes regiones dentro de un mismo país, el mestizaje haya sucedido en diferentes rítmos y grados de profundidad. El ejemplo latinoamericano es notable, puesto que ejemplifica una mezcla étnica expandida por gran parte del territorio El mestizaje ha sido uno de los temas fundamentales en los continentes americanos pero especialmente en América Latina. Esta característica de fusiones culturales, ha sido acogida en las últimas dos décadas para explicar el fenómeno de la pluralidad en Iberoamérica. Así mismo, esta misma ideología le ha dado fuerza a la teoría de que detrás de la percepción de la sociedad como producto del mestizaje existe un fenómeno enmascarado de racismo y exclusión. Este último punto se refleja en el hecho que estudios recientes tienden a llamar la atención sobre la necesidad de reformar el derecho para poder hacer frente a una realidad antes inexistente o ignorada: la pluralidad de la sociedad.
La idea del mestizaje, según algunos estudiosos, ha sido utilizada por los gobiernos y las élites latinoamericanas para ocultar indicios de discriminación racial y racismo en el continente. Utilizando términos de Stanley Cohen, Ariel Dulitzky argumenta que existen tres tipos de formas en que la discriminación racial y el racismo son negadas en el continente: la negación literal, la negación interpretativa y la negación justificada . La primera de éstas se da cuando los gobiernos niegan que cualquier tipo masivo de discriminación racial y racismo se dé en sus países.
Una forma clara de negación literal es mediante el uso de la idea de mestizaje. A través del discurso de igualdad de razas en el continente, la percepción de que todos pertenecemos a una sola raza “mestiza” que tiene los mismos ancestros ayuda a reforzar la imagen de que no existe el racismo puesto que ni siquiera existen razas diferentes. Esta noción ayuda a reforzar la idea de la democracia e incluso a fomentar la consolidación de un nacionalismo que fortalece el estado, en el período republicano la idea de la raza única mestiza era un arma de defensa contra otros elementos que podían fragmentar los nuevos estados latinoamericanos por medio de esta se buscaba fortalecer los países emergentes al estilo de las naciones europeas.
Sin embargo esta visión de mestizaje ha adquirido según Peter Wade una imagen que se acerca más a aquella proyectada por la raza blanca y se ha intentado alienar a la raza indígena y aún en mayor medida a la negra.
Existe la noción de que en estas razas no blancas que se podría decir también son no mestizas, existe, esto es entre ciertos grupos, un deseo de blanqueamiento de su raza mediante el mestizaje lo que les llevaría a un nuevo posicionamiento dentro del orden social. En esto se enfoca Wade al hablar en especial de la raza negra cuando algunos buscan abrir un camino de abrir nuevas posibilidades para sus ascendentes. Sin embargo existe la noción contraria bajo la cual el mestizaje es evitado por una de las razas ya que esto es mal visto por los suyos, en el caso de alguien de raza negra esto podría ser considerado una traición

LOS RETOS DEL NACIONALISMO  EN EL MUNDO DE LA GLOBALIZACIÓN

Uno de los argumentos más frecuentes contra la globalización es el siguiente: la desaparición de las fronteras nacionales y el establecimiento de un mundo interconectado por los mercados internacionales infligirá un golpe a las culturas regionales y nacionales, a las tradiciones, costumbres, mitologías y patrones de comportamiento que determinan a la identidad cultural de cada comunidad o país.
Incapaces de resistir a la invasión de productos culturales de países desarrollados que inevitablemente acompañan como una estela a las gandes transnacionales, la cultura estadounidense terminará por imponerse, uniformando al mundo entero y aniquilando la rica floración de diversas culturas que todavía ostenta
De este modo, todos los demás pueblos, y no sólo los pequeños y débiles, perderán su identidad -su alma- y pasarán a ser colonizados del Siglo 21, zombies o caricaturas modelados según los patrones culturales del nuevo imperalismo que, además de reinar sobre el planeta gracias asus capitales, técnicas y poderío militar y conocimientos científicos, impondrá a los demás su lengua, sus maneras de pensar, de creer, de divertirse y de soñar.
Esta pesadilla o utopía negativa de un mundo que, en razón de la globalización, habrá perdido su diversidad linguística y cultural y ha sido igualada culturalmente por Estados Unidos, no es, como algunos creen, patromonio exclusivo de minorías políticas de extrema izquierda, nostáligcas del guevarismo tercermunista, un delilrio de persecución atizado por el odio y el rencor hacia el gignte estadounidense.
Se manifiesta también en países desarrollados y de alguna cultura y la comparen sectores políticos de izquierda, de centro y de derecha. El caso tal vez más notorio sea el de Francia, donde periódicamente se realizan campañas por los gobiernos, de diverso signo ideológico, en defensa de la "identidad cultural" francesa, supuestamente amenzada por la globalización.
Un vasto abanico de intelectuales y políticos se alarman con la posibilidad de que la tierra que produjo a Montaigne, Descartes, Racine, Beaudelaire, fue árbitro de la moda en el vestir, en el pensar, en pintar, en el comer y en todos los dominios del espíritu, pueda ser invadida por los McDonalds, los Pizza Huts, los Kentucky Fried Chicken, el rock y el rap, las películas de Hollywood, los blue jeans y las polo shirts.

Este temor ha hecho, por ejemplo, que en Francia se subside masivamente a la industria cinematrográfica local y que haya frecuentes campañas exigiendo un sistema de cuotas que obligue a los cines a exhibir un determinado número de películas nacionales y a limitar el de las películas importadas de los Estados Unidos.
Asimismo, esta es la razón por la que se han dictado severas disposiciones municipales (no muy respetadas en las calles de París) penalizando con severas multas los anuncios publicitarios que desnacionalicen con anglicismos la lengua de Molière. Y no olvidemos que José Bové, el granjero convertido en cruzado contra el mal comer, que destruyó un Mc-Donald's, se ha convertido poco menos que un héroe popular en Francia.
Aunque creo que el argumento cultural contra la globalización no es aceptable, conviene reconocer que en el fondo de él yace una verdad incuestionable. El mundo en que vamos a vivir en el siglo que comienza va a ser mucho menos pintoresco, impregnado de menos color local que el que dejamos atrás.
Fiestas, vestidos, costumbres, ceremonias, ritos y creencias que en el pasado dieron a la humanidad su frondosa variedad folclórica y etnológica van deapareciendo o confinándose en secotres minoritarios, en tanto que el grueso de la sociedad los abandona y adopta otros, más adecuados a la realidad de nuestro tiempo.
Este es un proceso que experimentan, unos más rápidamente, otros más despacio, todos los países de la tierra. Pero no por obra de la globalización, sino de la modernización, de la que aquélla es efecto, no causa. Se puede lamentar, desde luego, que ésto ocurra y sentir nostalgia por el eclipse de formas de vida del pasado que, sobre todos vidas dede la cómoda perspectiva del presente, nos parecen llenas de gracias, originalidad y color.
Lo que no creo que se pueda es evitarlo. Ni siguiera los países como Cuba o Corea del Norte, que, temerosos de que la apertura destruya los regímenes totalitarios que los gobiernan, se cierran sobre sí mismos y oponen toda clase de censuras y prohibiciones a la modernidad, consiguen impedir que ésta vaya infiltrándose en ellos y socave poco a poco su llamada "identidad cultural".
En teoría, sí, tal vez, un país podría conservarla a condición de que, como ocurre con ciertas remotas tribus del Africa o Amazonia, decida vivir en un aislamiento total, cortando toda forma de intercambio con el resto de las naciones y practicando la autosuficiencia. La identidad cultural así conservada retorcederia a esa sociedad a los niveles de vida del hombre prehistórico.
Es verdad: la modernización hace desaparecer muchas formas de vida tradicionales, pero al mismo tiempo, abre oportunidades y consituye, a grandes rasgos, un gran paso adelante para el conjunto de la sociedad. Es por eso que, en contra a veces de lo que sus dirigentes o intelectuales tradicionalistas quisieran, los pueblos, cuando pueden elegir libremente, optan por ella, sin la menor ambiguedad.
En verdad, el alegato a favor de la "identidad cultural" en contra de la globalización, delata una concepción inmovilista de la cultura que no tiene el menor fundamento histórico. ¿Qué culturas se han mantenido idénticas a sí mismas a lo largo del tiempo? Para dar con ellas hay que ir a buscarlas entre las pequeñas comunidades primitivas mágico-religosas de seres que viven en las cavernas, adoran al trueno y a la fiera, y, debido a su primitivismo, son cada vez más vulnerables a la explotación y al exterminio.
Todas las otras, sobre todo las que tienen derecho a ser llamadas modernas -es decir, vivas- han ido evolucionando hasta ser un reflejo remoto de lo que fueron apenas dos o tres generaciones atrás. Ese es, precisamente, el caso de países como Francia, España e Inglaterra, donde sólo en el último medio siglo los cambios han sido tran profundos y espectaculares que hoy un Proust, un García Lorca y una Virgina Wolf apenas reconocerían las sociedades donde nacieron y cuyas obras ayudaron tanto a renovar.
La noción de "identidad cultural" es peligrosa porque, desde el punto de vista social, represetna un artificio de dudosa consistencia conceptual y, desde el político, un peligro para la más preciosa conquista humana, que es la libertad.
Desde luego, no niego que un conjunto de personas que hablan la misma lengua, han nacido y viven en el mismo territorio, afrontan los mismos problemas y practican la misma religión y costumbres, tengan características comunes. Pero ese denominador colectivo no puede definir cabalmente a cada una de ellas, aboliendo o relegando a un segundo plano desdeñable lo que cada miembro del grupo tiene de específico, la suma de atributos y rasgos particulares que lo diferencian de los otros.
El concepto de identidad, cuando no se emplea en una escala exclusivamente individual y aspira a represetar a un conglomerado, es reductor y deshumanizador, un pase mágico-ideológico de siglo colectivista que abstrae todo lo que hay de original y crativo en el ser humano, aquéllo que no le ha sido impuesto por la herencia ni por el medio geográfico, ni por la presión social, sino que resulta de su capacidad para resistir esas influencias y contrarrestarlas con actos libres, de invención pesonal.
En verdad, la noción de identidad colectiva es una ficción ideológica, cimiento del nacionalismo que, para muchos etnólogos y antropólogos, ni siquiera entre las comunidades más arcaicas representa una verdad. Pues, por importantes que para la defensa del grupo sean las costumbres y creencias practicadas en común, el margen de iniciativa y de creación entre sus miembros para emanciparse del conjunto es siempre grande y las diferencias individuales prevalecen sobre los rasgos colectivos cuando se examina a los individuos en sus propios términos y no como meros epifenómenos de la colectividad.
Precisamente, una de ls grandes ventajas de la globalización, es que ella extiende de manera radical las posibilidades de que cada ciudadano de este planeta interconetado construya su propia identidad cultural, de acuerdo con sus preferencias y motivaciones íntimas y mediante acciones voluntariamente decididas. Pues ahora ya no está obligado, como en el pasado y todavía en muchos lugares del presente, a acatar la identidad que, recluyéndolo en un campo de concentración del que es imposible escapar, le imponen la lengua, la nación, la iglesia, las costumbres, etc. del medio en que nació. En este sentido, la globalización debe ser bienvenida porque amplía de manera notable el horizonte de la libertad individual.
El temor a la americanización del planeta tiene mucho más de paranoia ideológica que de realidad. No hay duda, claro está, de que con la globalización el impulso del idioma inglés, que ha pasado a ser, como el latín en la Edad Media, la lengua general de nuestro tiempo, proseguirá su marcha ascendente, pues es un instrumento indispensable de las comunicaciones y transacciones internacionales.
¿Significa esto que el desarrollo del inglés tendrá lugar en menoscabo de las otras grandes lenguas de la cultura? En abosulto. La verdad es más bien la contraria. El desvanecimiento de las fronteras y la perspectiva de un mundo interdependiente se ha convertido en incentivo para que las nuevas generaciones traten de aprender y asimilar otras culturas (que ahora podrán hacer suyas, si lo quieren), for afición, pero también por necesidad, pues el hablar lenguas y moverse con desenvoltura en culturas diferentes es una credencial valiosísima para el éxito profesional en nuestro tiempo.

Quisiera citar, como ejemplo de lo que digo, el caso del español. Hace medio siglo, los hispanohablantes éramos todavía una comunidad poco menos que encerrada en sí misma, qie se proyectaba de manera muy limitada fuera de nuestros tradicionales confines linguísticos. Hoy, en cambio, muestra una pujanza y un dinamismo crecientes, y tiende a ganar cabeceras de playa y a veces vastos asentamientos, en los cinco continentes. Que en Estados Unidos haya en la actualidad entre 25 y 30 millons de hispanohablantes, por ejemplo, explica que los dos candidatos, el Gobernador Bush y el Vicepresidente Gore, hagan sus cambios presidenciales no sólo en inglés, también en español.
¿Cuántos millones de jovenes de ambos sexos en todo el globo se han puesto, gracias a los retos de la globalización, a aprender japonés, alemán, mandarín, cantonés, árabe, ruso o francés? Muchísimos, desde luego, y ésta es una tendencia de nuestra época, que, afortunadamente, sólo puede incrementarse en los años venideros.

Por eso, la mejor política para la defensa de la cultura y la lengua propias es promoverlas a lo largo y a lo ancho del nuevo mundo en el que vivimos, en vez de empeñarse en la ingenua pretensión de vacunarlas contra la amenaza del inglés. Quienes proponen este remedio, aunque hablen mucho de cultura, suelen ser gente inculta, que disfrazan su verdadera vocación: el nacionalismo.

Y si hay algo reñido con la cultura, que es siempre de propensión universal, es esa visión parroquiana, excluyente y confusa que la perspectiva nacionalista imprime a la vida cultural. La más admirable lección que las culturas nos imparten, es hacernos saber que ellas no necesitan ser protegidas por burócratas, ni comisarios, ni confinadas dentro de barrotes, ni aisladas por aduanas, para mantenerse vivas y lozanas, porque ello, más bien, las folcloriza y las marchita.

Las culturas necesitan vivir en libertad, expuestas al cotejo continuo con culturas diferentes, gracias a lo cual se renuevan y enriquecen y evolucionan y adaptan a la fluencia continua de la vida. En la antiguedad el latín no mató al griego, por el contrario, la originalidad artítica y la profundidad intelectual de la cultura helénica impregnaron de manera indeleble la civilización romana y, a través de ella, los poemas de Homero, y la filosofía de Platón y Aristóteles, llegaron al mundo entero. La globalización no va a desaparecer a las culturas locales; todo lo que hay en ellas de valioso y digno de sobrevivir encontrará en el marco de la apertura mundial un terrreno.

En un célebre ensayo, "Notas para la definición de la cultura", T.S. Elliot predijo que la humanidad del futuro vería un renacimiento en las culturas locales y regionales, y su profecía pareció entonces bastante aventurada.

Sin embargo, la globalización probablemente la convierta en una realidad del siglo XXI, y hay que alegrarse de ello. Un renacimiento de las pequeñas culturas locales devolverá a la humanidad esa rica multiplicidad de comportamientos y expresiones, que- es algo que suele olvidarse, o más bien, que se evita recordar por las grandes connotaciones morales que tiene- a partir de fines del siglo XVIII y, sobre todo, en el XIX, el Estado-nación aniquiló, y a veces en el sentido no metafórico sino literal de la palabra, para crear las llamadas identidades culturales nacionales.

Éstas se forjaron a sangre y fuego muchas veces, prohibiendo la enseñanza y las publicaciones de idiomas vernáculos, o la práctica de religiones y costumbres que disentían de las proclamadas como idóneas para la nación, de modo que, en la gran mayoría de los países del mundo, el Estado-nación consistió en una forzada imposición de una cultura dominante sobre otras, más débiles o minoritarias, que fueron reprimidas o abolidas de la vida oficial.

Pero, contrariamente a lo que piensan esos temeroso de la globalización, no es tan fácil borrar del mapa a las culturas, por pequeñas que sean, si tienen detrás de ellas una rica tradición que las respalde y un pueblo que aunque sea en secreto, las practique. Y lo vamos viendo en estos días en que, gracias al debilitamiento de la rigidez que caracterizaba al Estado-nación, las olvidadas, marginadas o silenciadas culturas locales, comienzan a renacer y a dar señales de una vida a veces muy dinámica, en el gran concierto de este planeta globalizado.

Está ocurriendo en Europa, por doquier. Y quizá valga la pena subrayar el caso de España por el vigor que tiene en él este renacer de las culturas regionales. Durante los 40 años de la dictadura de Franco, elllas estuvieron reprimidas y casi sin oportunidades para expresarse, condenadas poco menos que a la clandestinidad. Pero con la democracia la libertad llegó también para el libre desarrollo de la rica diversidad cultural española y, en el regimen de las autonomías imperante, ellas han tenido un extraordinrio auge en Cataluña, en Galicia, en el País Vasco, principalmente, pero también, en el resto del país. Desde luego, no hay que confundir este renacimiento regional, positivo y enriquecedor, con el fenómeno del nacionalismo, fuente de problemas y una seria amenaza para la cultura de libertad.

La globalización plantea muchos retos, de índole política, jurídica, administrativa, sin duda. Y ella, si no viene acompañada de la mundialización y profundización de la democracia-la legalidad y la libertad-, puede traer también serios prejuicios, facilitando, por ejemplo, la internacionalización del terrorismo y de los sindicatos del crimen.

Pero, acompañados a los beneficios y oportunidades que ella trae, sobre todo para las sociedades pobres y atrasadas que requieren quemar etapas a fin de alcanzar niveles de vida dignos para los pueblos, aquellos retos, en vez de desalentarlos, deberían animarlos a enfrentarlos con entusiasmo e imaginación. Y con el convencimiento de que nunca antes, en la larga historia de la civilización humana, hemos tenido tantos recusros intelectuales, científicos, y económicos como ahora para luchar contra los males atávicos: el hambre, la guerra, los perjuicios y la opresión.